Las relaciones del individuo con sus padres y hermanos, con la persona objeto de su amor y con su m dico, esto es, todas aquellas que hasta ahora han sido objeto de la investigaci n psicoanal tica, pueden aspirar a ser consideradas como fen menos sociales, situ ndose entonces en oposici n a ciertos otros procesos, denominados por nosotros narcisistas, en los que la satisfacci n de los instintos elude la influencia de otras personas o prescinde de stas en absoluto. De este modo, la oposici n entre actos an micos sociales y narcisistas cae dentro de los dominios de la psicolog a individual y no justifica una diferenciaci n entre sta y la psicolog a social o colectiva.
As pues, la psicolog a colectiva considera al individuo como miembro de una tribu, de un pueblo, de una casta, de una clase social o de una instituci n, o como elemento de una multitud humana, que en un momento dado y con un determinado fin se organiza en una masa o colectividad.