A principios del 2020, llegó el "lockdown", el aislamiento total en la Tierra: la pandemia COVID-19. El silencio en las calles, las playas vacías. Mientras todo permanecía acuartelado estábamos como obsesivos compulsivos limpiando y limpiando, matando gérmenes, virus y bacterias. Al otro lado del asfalto de las gruesas paredes y unas cuantas ventanas, despertó mi creatividad. La naturaleza hacía festín, mientras que nosotros "humanitos" yacíamos en nuestros escondites. Todo el reino animal y vegetal decidió bailar, salir en libertad, ya no eran invadidos, hicieron del mundo su pista de baile. Tomaron lo que les pertenece y yo me contagié de esa vibra natural.Mientras se nos mandada a tapar la boca, a mí me dio la gana de hablar y de escupir ideas; lo que pasaba, el fenómeno de lo nuevo, lo que no se conocía. Porque estamos tan vestidos de ajoro, que no nos vemos desnudos. Estamos tan atestados de ruidos que no escuchamos el silencio. A través de cada poesía, me reencontré en la historia de aquel o aquella y quizás en mi propia vivencia. Dejé que el lenguaje sagrado se expresara y mi verdadera garganta hablara. Mojada, excitada, triste, libertina, juguetona, en sus diferentes fases. Envestida como Venusiana, haciendo del erotismo una obra de arte poética. Venus en Pandemia: Confinamiento Libertino, es mi voz, mi libre expresión. Somos seres inseparables de nuestra sensualidad, fluyendo libre en nuestro erotismo sin importar las circunstancias. Expresando, sanando, descubriendo, evolucionando...libres.