No todos los pueblos del mundo son iguales; existe uno en el Caribe colombiano donde los sucesos extraordinarios parecen tan cotidianos que no despiertan siquiera la curiosidad de los perros callejeros. En él, abundan las guacas de oro, el diablo tiene una huerta a su nombre, una ciénaga argentada te lleva al final de la tierra y muertos y vivos conviven sin mayores inconvenientes.
Ese pueblo es el escenario de las cinco historias que incluye esta obra, y no pertenece al mundo de la ficción, aunque así parezca; se ubica entre los Montes de María y la depresión momposina.
Su nombre no lo sé. Nadie lo sabe. Pero de allá vengo!
Cuando este universo aislado es sorprendido por los años de la violencia, hasta los espantos más moderados luchan por no dejar de existir.