by Adame, Homero
Catorce voces por un Real una obra
sui generis por la manera en la cual cada uno de los 15 capítulos está expresado por un personaje, o sea una
voz distinta, y al leerlos llegamos a ver a Real de Catorce a través de las visiones socio-culturales de cada uno de ellos. Así también llegamos a sentir y a conocer, con lujo de detalle, a los 14 personajes y sus ideosincracias por medio del estilo del discurso narrativo que los caracteriza. En ocasiones, más que leer en realidad escuchamos el acento, el tono de voz del personaje respectivo, y entramos en su pequeño mundo gracias a la autenticidad del lenguaje mediante el cual lo llegamos a conocer. Con esta técnica, el libro adquiere una polifonía poco usual y muy bien lograda en la mayoría de los casos. Para ello, es de suponerse que su autor, Homero Adame, invirtió mucho tiempo recorriendo las callejuelas de Real de Catorce, observando los vaivenes del pueblo en sí, hablando con la gente, escuchándola no sólo con sus oídos de investigador sino también con su corazón de amante de esos territorios, aprendiendo como antropólogo/sociólogo y también como hermano un sinfín de detalles sobre la vida real de Real.
La voz de una fotógrafa, escrita a manera de diario, es la que abre
Catorce voces por un real. A través de su lente o de su ojo fotográfico, ella nos ofrece una perspectiva sumamente detallada sobre las características de la arquitectura y de las rutinas de quienes habitan este mítico pueblo del Altiplano potosino. Inmediatamente después, escuchamos al peregrino, quien nos cuenta, con su propio estilo vernáculo rural, sobre las fiestas del 4 de octubre dedicadas a san Francisco, a las cuales asiste año con año. Y así seguimos leyendo los relatos de un maestro, de un comerciante, de una hipiteka con su estilo de
stream of conciousness, de una agente de bienes raíces, de unos gringos, de unos huicholes, de una historiadora con datos fríos hasta llegar a la del escritor, con un tono más intelectual y analítico, cuyo texto parece un prólogo (o post-logo) más que ensayo.
Por último, el quinceavo capítulo se titula Un real. No es una voz per se, pero sí un breve capítulo estadístico sobre la geografía, demografía, clima, flora, fauna, etc., de esta región en el Altiplano potosino que en años recientes ha adquirido una mística muy propia entre ciertos segmentos de la población mexicana. Este capítulo o sección contrasta e impacta al lector, pues nos lleva a preguntar si las percepciones de los catoece personajes no nos dan una visión mucho más clara de lo que es Real que estos datos duros. Si la realidad es de hecho una construcción social, como explican, por ejemplo, Berger y Luckmann (1966), la respuesta es obvia.
Catorce voces por un Real, según lo ha expresado Homero Adame, es un juego de palabras: Si tú me das un real, yo te doy catorce voces. Pero como el real dejó de ser moneda de circulación a partir de 1897, es prácticamente imposible conseguir uno para adquirir un ejemplar de este libro. Sin embargo, ese real el autor lo convirtió en el último capítulo para dar un cierre muy profesional, magistral, a su obra galardonada con el Premio 20 de Noviembre Manuel José Othón, de narrativa en 2004, convocado por la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí y que puso a Homero Adame en el mapa literario.